Nuland anulada: se va y deja a violentos y golpistas huérfanos de sus galletas
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La subsecretaria de Estado de EEUU, Victoria Nuland, decidió bajarse del carro: abandona su cargo. Una noticia que fue difundida por el jefe de la diplomacia del país norteamericano, Antony Blinken. Nuland deja tras de sí tres décadas al servicio de la generación del caos en todos aquellos países que resultaban incómodos a Washington. La buena nueva "Victoria Nuland me ha hecho saber que tiene la intención de dimitir en las próximas semanas como subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, un papel en el que ha personificado el compromiso del presidente Biden de volver a poner la diplomacia en el centro de nuestra política exterior y revitalizar el liderazgo global estadounidense en un momento crucial para nuestra nación y el mundo", reza el comunicado oficial firmado por Blinken. El diplomático incidió en que la renuncia de Nuland "culmina tres décadas y media de notable servicio público bajo seis presidentes y diez secretarios de Estado". "Durante los últimos tres años, Toria ha liderado este Departamento en todo, desde abordar crisis complejas en el Sahel, Haití y Medio Oriente, hasta ampliar y fortalecer las alianzas y asociaciones de Estados Unidos en Europa y el Indo-Pacífico", remarcó. Solo por nombrar algunos 'hitos' de Nuland durante la última década, se la puede recordar en diciembre de 2013 repartiendo galletas y panes entre los violentos del Maidán, que a los dos meses derivaría en el golpe de Estado contra Víktor Yanukóvich. También se la puede recordar declarando el pasado año que, "Si Rusia invade Ucrania, de una forma u otra, Nord Stream 2 no seguirá adelante", con el resultado que ya todos conocemos. Y más recientemente, al ser consultada sobre el gigante euroasiático en una entrevista con la cadena CNN, disparó: "No es la Rusia que, francamente, queríamos. Queríamos un socio que se iba a occidentalizar, que iba a ser europeo. Pero eso no es lo que Putin ha hecho". Todo lo anterior, sin mencionar su protagonismo en las denominadas 'revoluciones de colores', para someter a determinados países, formando gobiernos títeres, complacientes con los intereses de la Casa Blanca. "Durante muchos años, la diplomacia norteamericana ha estado en torno a gente como George Kennan, Averell Harriman, que de una u otra manera eran gente muy culta que llevaba muchos años en la diplomacia, que se habían curtido en el conflicto con la Unión Soviética", señala el analista internacional Manuel Monereo. "George Kennan, por ejemplo, que fue uno de los más sólidos representantes de esta posición política. Todo este sector ha desaparecido. Entonces, durante estos años, ha ido apareciendo un grupo de 'especialistas' en relaciones internacionales, donde Victoria Nuland es, seguramente, la figura más sobresaliente. Son ideólogos, en el sentido de que ellos vienen a la política, fundamentalmente, para cambiarla en favor de EEUU empleando básicamente —y sin tener miedo— la fuerza. Este sector 'neocon', que es bipartidista, se ha ido consolidando con mucha fuerza", explica Monereo.