961 - Salmos. Sirviendo con integridad. Sal 101:6
Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

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961 – Sal 101:6 – Salmos. Sirviendo con Integridad. Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; El que ande en el camino de la perfección, éste me servirá. El salmo muestra la determinación de un rey de tener un reinado justo y sujeto a la voluntad de Dios. El salmo presenta un desafío a cualquier gobernante civil hoy, y también es aplicable a cualquier líder, sea civil o de la iglesia. Tal vez David escribió este salmo al comienzo de su reinado cuando estableció las normas que quería seguir. Sabía que, si quería andar por el camino de la perfección, santidad necesitaría la ayuda de Dios (Sal 101:2). En él se traza el programa de un gobierno equitativo y honesto, refrenando los desmanes de los impíos y promoviendo el bien a base de seleccionar buenos y fieles colaboradores, evitando el fraude y ejerciendo la justicia de modo severo contra los que hacen iniquidad. Es un manifiesto de normas éticas que el Rey David se impuso a sí mismo en la vida privada (Sal 101:1-4) y en las relaciones de la vida pública durante su reinado (Sal 101:5-8). El salmo presenta un modelo del buen liderazgo. David lo vivió bien en la primera parte de su reinado, pero después falló en varios de estos aspectos. Reconociendo esto, todo el AT mira hacia el Mesías, Jesucristo que tendrá un reino de verdadera justicia (Ap 21:27). Jesucristo: “No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.” (Is 11:3-5). No obstante, el Salmo sigue siendo un ideal y un modelo que se debe tomar en serio en todo tiempo porque es el tipo de líder y servidor que Dios quiere en su obra. ¿Cuántos quieren escuchar del Señor? “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” (Mt 25:23) 1. El carácter del rey en su vida privada (Sal 101:1-4). “Misericordia y juicio cantaré; a ti cantaré yo, oh Jehová.” (Sal 101:1). ¡Qué grandioso es cuando un líder o gobernante primero vuelve su corazón a Dios para alabarle! Misericordia y juicio son características especiales de Dios; el rey quiere seguir este mismo modelo en el ejercicio de su autoridad; sujeta su propia persona y su administración a las demandas de Dios. “Entenderé el camino de la perfección cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa.” (Sal 101:2). El rey tiene que dar atención a los detalles de la integridad. Primero él mismo tiene que andar en integridad, en su propia casa, “No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Aborrezco la obra de los que se desvían; Ninguno de ellos se acercará a mí.” (Sal 101:3). Andará en integridad de sus pensamientos y en sus juicios morales. Para esto reconoce que necesita la presencia de Dios en su vida. “Cuándo vengas a mí” (Sal 101:2). Es una petición de la presencia y poder de Dios en su vida. “Corazón perverso se apartará de mí; No conoceré al malvado.” (Sal 101:4). La integridad de la vida implica el rechazo de todo lo que no agrade a Dios. No mirará cosa indigna; debemos decidir evitar, mirar, participar de las tentaciones que comprometerán la integridad. El líder también tiene que rechazar aun la ayuda de los que tienen corazón perverso. 2. Principios de integridad y justicia en la vida pública (Sal 101:5-8) “Al que solapadamente infama a su prójimo, yo lo destruiré; no sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso.” (Sal 101:5). Explica la necesidad de escoger bien a los ayudantes y rechazar a los que pueden traer corrupción e injusticia al reino. Aun cuando parece apoyar su proyecto el líder no debe bajar la guardia contra el chismorreo, murmuración, y la difamación. A menudo un colaborador difama a otro para conseguir su puesto. El buen líder tiene que rechazar .