A Dios sea la gloria por siempre (VI). 1Pedro 4:11
Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

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306 - 1Pe 4:11 - A Dios sea la gloria por siempre (VI) Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. ¿Es glorificado Dios cuando usamos los dones espirituales? Cuando los usamos como Dios manda, para ayudar a los demás, ellos verán a Jesucristo en nosotros y lo alabarán por la ayuda que reciban. 1. Ministrando según el poder de Dios. Puesto que los dones espirituales resultan de la gracia de Dios, la Iglesia no puede idear ningún plan humano para repartirlos como enseña 1Co 12:11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como Él quiere. Muchos cristianos quizás no puedan clasificar, conocer claramente el don que le ha sido dado, pero al observar cómo el Espíritu Santo los motiva y los utiliza en el ministerio logran conocer el don otorgado. Las dos categorías más amplias de dones espirituales son los del lenguaje y del servicio. Si alguno habla, ministrará por medio de categorías de predicación y enseñanza, sabiduría, conocimiento y discernimiento. Si alguno ministra, lo hará por medio de aspectos tales como administración, oración, misericordia o ayuda. Además, quienes hablan no deben comunicar opinión humana, sino que deben hacerlo conforme a las palabras de Dios, que son las que producen vida y transforman al ser humano como revela Jesucristo en Jn 6:63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. El apóstol Pedro lo confirma en Jn 6:68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Los apóstoles fueron liberados para seguir predicando las palabras de vida en Hch 5:19-20 Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. De igual modo, cualquier don de servicio no debe ejercerse por poder humano, sino conforme al poder que Dios da, es decir, en dependencia en el Espíritu Santo como enseña el apóstol Pablo: “poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.” (2Co 9:8). En Col 3:23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. 2. Dios sea glorificado en todo. El propósito de cumplir las obligaciones del deber cristiano en medio de un mundo hostil es que en todo sea Dios glorificado. Estas cláusulas finales del pasaje constituyen una doxología, una expresión de alabanza y gloria a Dios, que exaltan los atributos de Dios, y que los cristianos pueden expresar correctamente solo por Jesucristo. En todo se refiere a la totalidad de los asuntos de responsabilidad cristiana. Los comentaristas han debatido durante mucho tiempo en cuanto a si a quien se refiere a Dios o a Jesucristo. Lo mejor es ver la designación como una ambigüedad bendecida e inspirada; la gloria y el imperio pertenecen tanto a Dios en Cristo como a Cristo en Dios, por los siglos de los siglos (Sal 104:31; 113:4; 138:5; Hab 2:14; Mt 17:2; Jn 1:14; 10:30; 2 Co. 4:6; Col 1:15; He 1:3; 2Pe 1:16-18; Ap 5:13). Los creyentes querrán glorificar a Dios en todo lo que piensan, dicen y hacen. El apóstol Pablo expresó: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1Co 10:31). Obedecerán más fácilmente la exhortación de Pablo si están motivados por la certeza y la cercanía de la Segunda Venida, que resulta en santidad personal, amor mutuo, y servicio espiritual dentro de la Iglesia. Pedro concluyó este pasaje con el conocido amén, un término para afirmación que significa “que así sea” que solo podemos decir si reconocemos que solo a Dios sea la gloria por siempre.