Animándonos los unos a los otros. Hebreos 10:24-25

333 – He 10:24-25 – Animándonos los unos a los otros.  Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejando de congregarnos,  como algunos tienen por costumbre,  sino exhortándonos;  y tanto más,  cuanto veis que aquel día se acerca.   La Biblia es una herramienta poderosa para animar a otro. Es el poder de Dios. Al no escuchar o estudiar la Biblia, estamos limitando las posibilidades de recibir y dar ánimo de ella. Congregarse con otros creyentes incluye asistencia a los cultos de la iglesia donde adoramos a Dios y somos edificados, animados, fortalecidos con la palabra de Dios. Además incluye comunión con creyentes durante la semana, como visitas, llamadas y grupos pequeños. Hay urgencia de reunirnos porque “aquel día se acerca.” Se refiere a la venida del Señor Jesucristo ¿Cómo pueden ayudarnos estas reuniones y contactos? ¿Por qué razón debemos reunirnos con otros cristianos? El apóstol Pablo enseña que ayudan a animarnos y  edificarnos mutuaamente según 1Ts 5:11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis. 1. Cómo animarnos. ¿Cuál es una manera de animar a otros? Enseña Pr 12:25 La congoja en el corazón del hombre lo abate; Mas la buena palabra lo alegra. La buena palabra ayuda a ánimar a otros. Enseña Pr 16:24 Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos. Las palabras amables son como miel y medicina para nuestros cuerpos. Nuestras palabras deben contribuir a edificar a los demás como enseña Ef 4:29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Algunas sugerencias para dar palabras de ánimo a otros: Use palabras que ániman, estimulan, y agradecen, como: “¡Bien hecho!”, “Puedes hacerlo. Confia en Dios, ten fe”, “Te esforzaste, no te preocupes por los errores.”, “Gracias por tu ayuda.” Tráte al otro con respeto y dignidad. Espere lo mejor del él, no lo peor. Evite criticar, gritar y ridiculizar. No espere perfección. Evite el sarcasmo y “chistes” a expensas de otros. Limite los “peros” (“Hiciste bien, pero...”). Escuche con respeto cuando otros hablan. Interésese por él. Préstele toda su atención, mirándole a los ojos, sin estar pensando en cómo va a responder. No interrumpa. Evite juzgarlo. Sabrá que le ha escuchado si usted puede repetir lo que él ha dicho. Tome en serio sus temores, ayudándole a vencerlos. Enséñele a limitar el uso de la frase, “No puedo.” Tome en serio sus anhelos y sueños. Use ejemplos de hombres y mujeres en la Biblia que han superado la adversidad con la ayuda de Dios. Enseña el Sal 27:1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? 2. Animar solo con la presencia. Enseña Ro 12:15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Muchas veces, nuestra presencia al lado de alguien es aun más importante que nuestras palabras. La habilidad de compadecer a otros y regocijarnos con ellos les hace ver que alguien se preocupa por ellos. Dios permite que pasemos por tribulaciones para animar a otros cuando estén pasando por circunstancias difíciles como enseña 2Co 1:3-4 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. El apóstol Pablo escribió sobre el arrebatamiento en 1Ts 4:13-18 para que los creyentes pudieran alentarse los unos a los otros cuando un familiar, amigo, hermano en la fe parte a las moradas eternas. El apóstol Pedro nos ánima: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (1Pe 5:6-7). Y en 1Pe 5:10 Mas el Dios de toda gracia,