Arrepentios y convertios - Hechos 3:19

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

024 - Hechos 3:19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.   Durante la historia de la humanidad Dios ha usado a sus portavoces para el  llamado al arrepentimiento a los pecadores. Dios llamó al arrepentimiento a Israel durante el tiempo del profeta Jeremías (Jer 8:45) y al profeta Ezequiel Dios ordenó en Ez 14:6: “Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones”.   El principal ministerio de los profetas fue llevar a Israel al arrepentimiento. Pero la nación se negó a escucharlos, y sufrió las terribles consecuencias de destrucción y cautiverio. En 2 Reyes 17:13 se resume el llamado a Israel al arrepentimiento de sus pecados: “Jehová amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que yo prescribí a vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas”.   En el NT Mateo 3:1-2 relata: En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Según Mateo 4:17 “desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Igualmente fue el mensaje que hicieron los apóstoles, un llamado al arrepentimiento de los pecados ya que fue el motivo del sacrificio de Jesucristo 1Ti 1:15 Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.   I. Así que, arrepentíos y convertíos El apóstol Pedro  llama al arrepentimiento de los pecados y convertirse a Dios durante su mensaje que inicia en Hechos 3:11, en el pórtico de Salomón, debido a la sanidad de un cojo (Hch 3:1-10). Ya Pedro lo había hecho en Pentecostés diciendo en Hch 2:28 “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados”. Pablo también llamó al arrepentimiento durante su ministerio en Hechos 20:21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. Pablo en su defensa ante el rey Agripa, declaró en Hch 26:19-20: “No fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento”.   Debemos arrepentirnos de nuestros pecados y convertirnos al Dios vivo y verdadero, de lo contrario estamos en rebelión contra Dios siendo  enemigos de Dios. Arrepentirse es “cambiar de opinión o de propósito”. Arrepentirse implica más que una simple decisión intelectual. Es un cambio de mentalidad que resulta en un cambio de conducta. Convertirse, una palabra usada frecuentemente en la Biblia para referirse a pecadores que se vuelven a Dios.  Joel 2:13 Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.   II. para que sean borrados vuestros pecados Solo hay una manera de recibir el perdón de Dios: por medio de la fe en su Hijo Jesucristo. Pedro proclamó en Hch 5:31 “A éste [Jesús], Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados” y en Hch 10:43 “Todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre”. El sacrificio de Jesucristo fue para perdonar nuestros pecados y darnos salvación, vida eterna. Perdón de los pecados: Pasados según Ef 1:7,  presentes según  1Jn1:7, y futuros según Ro 5:9.   III. para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. El perdón produce