Doctrina de la salvación (II) - Romanos 3:25
Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

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253 – Ro 3:25 – Doctrina de la salvación (II). a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados. Dos términos adicionales que explican el significado y beneficio de la muerte de Cristo son reconciliación y propiciación. Veamos un resumen de estos términos. (Ver tambien las enseñanzas 179 y 181). 1. Reconciliación El énfasis de la reconciliación es hacer las paces con Dios. El pecado había creado una barrera entre el ser humano y Dios, e hizo al ser humano hostil hacia Dios. Enseña Is 59:1-2 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Enseña Col 1:21-22 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él. Advierte Stg 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. La ira de Dios y la enemistad con Él se eliminaron a través de Cristo como enseña Ro 5:10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Así, la reconciliación se puede definir como “la eliminación de la barrera de pecado por parte de Dios, que produce paz y permite la salvación del hombre”. El aspecto objetivo de la reconciliación: Dios reconcilia al hombre consigo mismo según 2Co 5:18-19 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. La palabra reconciliación viene del griego katalasso, cuyo significado es “efectuar un cambio, reconciliar”. Dios es quien inició dicho cambio o reconciliación; Él actuó para reconciliar consigo al hombre pecador (2Co 5:18-19). Por otro lado, el hombre es el objeto de la reconciliación. Es el hombre quien perdió su comunión con Dios; por lo tanto, es al hombre a quien se debe restaurar. La reconciliación es una provisión para todo el mundo, pero se hace efectiva sólo cuando es recibida por la fe personal. La reconciliación va dirigida al hombre; era el hombre quien había perdido la comunión por su pecado, y era el hombre quien necesitaba ser reconciliado para renovar la comunión. Enseña Col 1:20 y por medio de Él [Cristo] reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. 2. Propiciación Propiciación quiere decir que la muerte de Cristo satisfizo completamente las demandas justas de Dios para con el pecador. Debido a que Dios es santo y justo, no puede pasar por alto el pecado; la obra de Jesucristo satisfizo completamente a Dios y cumplió su norma. La unión con Cristo hace al creyente aceptable para Dios y lo aleja de su ira. La palabra griega kaphar quiere decir “cubrir”; hace alusión a un ritual para cubrir el pecado (Lv 4:35; 10:17). El verbo griego hilaskomai, cuyo significado es “propiciar”, aparece dos veces en el Nuevo Testamento. En Lucas 18:13 el recaudador de impuestos arrepentido oró que Dios le fuera propicio, o que le proveyera un cubrimiento para su pecado. Hebreos 2:17 declara que Cristo hizo propiciación por el pecado. La palabra griega hilasterion en Ro 3:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados.