El Bautismo con el Espíritu Santo Hechos 1:5, 8

158 – Hch 1:5, 8 – Bautismo con el Espíritu Santo. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.   La palabra "Bautismo" significa ser completamente cubierto o sumergido, y cuando la idea es relacionada con el Espíritu Santo implica la saturación completa del ser interior por la tercera persona de la Deidad. El poder que actúa sobre la iglesia para servir en la obra de Dios, de manera eficaz, es recibido con la experiencia del bautismo con el Espíritu Santo. El primer paso es cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, el Espíritu Santo viene a morar con y en nosotros (Jn 14:17); y segundo paso, luego de ser bautizados en agua, somos bautizados con el Espíritu Santo que viene sobre nosotros (Lc 24:49; Hch 1:8; Pr 1:23). Referencias al bautismo con el Espíritu Santo en el Nuevo Testamento (Mt 3:11; Mr 1:8; Lc 3:16; 24:49; Jn 1:33; Hch 1:5; 10:44-46; 19:1-7). 1. Contexto histórico del bautismo con el Espíritu Santo. La venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés en Hch 2:1-4, fue declarado como el cumplimiento de Joel 2:28-32, con el derramamiento del Espíritu de la promesa de Dios dada en el nuevo pacto (Jer 31:33; Ez 36:26-27), dando continuidad al pacto abrahamico (Gn 12:1-3; 15;18; 17:1-7), y como experiencia para todas las personas que creen en su Hijo Jesucristo (Hch 1:8; Gá 3:14; 4:6; Ef 1:13). Juan el Bautista declaró: “Yo los bautizo a ustedes con agua —les respondió Juan a todos—. Pero está por llegar uno más poderoso que yo, a quien ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.” (Lc 3:16). El día de Pentecostés validó la obra de Cristo, y constituyó un acontecimiento importante al venir a la tierra el Espíritu Santo, el ejecutivo de la deidad, para morar en, con, y sobre Su Iglesia, (Jn 14:16-17; Lc 24:49; Hch 1:8; Pr 1:23; Jue 6:34; 1Sa 10:6; 16:13; Pr 1:23). 2. El propósito del bautismo con el Espíritu Santo. El bautismo con el Espíritu Santo abre la puerta a los más altos regalos de la vida cristiana: Los dones del Espíritu Santo (1Co 12:7-11), la llenura del Espíritu santo (Ef 3:16; 5:18; Col 3:16), y la manifestación del fruto del Espíritu Santo (Gá 5:22-23), capacitando al creyente para ejercer de manera eficiente el servicio en la obra de Dios y testificando de Cristo. 3. Maneras cómo podemos recibir el bautismo del Espíritu Santo. Enseña Jesucristo en Lc 11:13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? Un creyente puede ser bautizado con el Espíritu Santo mediante una oración, personal (Mt 7:7-8; Jn 15:7) o de otros creyentes (Hch 8:15). Y escuchando un sermón (Hch 10:44-47). 4. La evidencia del bautismo con el Espíritu Santo Una evidencia inicial de ser bautizado con el Espíritu Santo es hablar en otras lenguas como en: (1) El día de Pentecostés (Hch 2:1-6). (2) En la casa de Cornelio, 8 años más tarde (Hch 10:44-46). (3) Los creyentes en Éfeso, 25 años después (Hch 19;1-7). El Espíritu Santo reparte los dones como Él quiere según 1Co 12:11, por lo tanto no todos los creyentes bautizados con el Espíritu Santo hablarán en otras lenguas como explica Pablo en 1Co 12:30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? La respuesta es no. Entonces otras evidencias de estar bautizado con el Espíritu Santo que se manifiestan luego en el creyente son: (4) Ser testigos, llegar a ser mártir, al dar testimonio del Señor (Hch 1:8, 1Co 2:4-5). (5) Pasión por las almas perdidas (Hch 6:10; 26:28-29). (6) Ser usado por Dios en milagros y sanidades (Hch 8:7). (7) Deseo ardiente por una vida de oración (Hch 6:4; Ro 8:26). (8) Ser llenos del Espíritu