El Dios omnisciente, omnipresente, omnipotente y santo -Salmos 139:23-24
Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

Kategorier:
039 - Salmo 139:23-24 Sal 139:23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Sal 139:24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno. David inspirado por el Espíritu Santo describe en este salmo 139 cuatro atributos de Dios: La omnisciencia, omnipresencia, omnipotencia, y santidad de Dios. Atributo 1: La omnisciencia de Dios (Sal 139:1-6). Dios conoce todas las cosas de una manera absolutamente perfecta. Sal 139:1-4 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Atributo 2: La omnipresencia de Dios (Sal 139:7-12). Dios está presente siempre en todos los lugares con la totalidad de Su ser. Sal 139:7-10 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Atributo 3: La omnipotencia de Dios (Sal 139:13-18). Dios no tiene límites para ejecutar su voluntad. Es todopoderoso. Para Dios no hay nada imposible. Sal 139:13-14 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. Atributo 4: La santidad de Dios (Sal 139:19-24). Significa que Dios es puro, separado totalmente del pecado. David finaliza el salmo 139 orando a Dios para que examine su corazón y sus pensamientos, le revele si había pecado en él, y lo guie por el camino eterno. I. Sal 139:23a Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Solo Dios con su omnisciencia puede examinar y conocer lo que hay en el corazón del ser humano. Jer 17:9-10 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Mt 15:18-19 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Lc 6:45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. II. Sal 139:23b Pruébame y conoce mis pensamientos; La palabra de Dios es la única que puede transformar, cambiar el corazón y los pensamientos del ser humano. He 4:12-13 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Pr 12:2 El bueno alcanzará favor de Jehová; Mas Él condenará al hombre de malos pensamientos. III. Sal 139:24a Y ve si hay en mí camino de perversidad Debemos confesar nuestros pecados, apartarnos de ellos y seguir la santidad. Job 13:23 ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado. 1Jn 1:8-9 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. IV. Sal 139:24b Y guíame en el camino eterno. En Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Al creer en Jesucristo nos lleva en su camino, con la verdad, la palabra de Dios, y nos guía la vida eterna. Sal 143:10 Enséñame a hacer tu