El espejo que revela - 2Corintios 3:18

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

281 – 2Co 3:18 - El espejo que revela. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.   El simbolo dos que expresa el poder invencible de la palabra de Dios es el espejo que revela en Stg 1:22-25. La palabra de Dios es el espejo de la vida. Refleja y expone, revela la clase de persona que somos (Ro 3:9-27). Cuando leemos, estudiamos la palabra de Dios es como si alguien estuviera leyendo nuestro corazón, haciendo un inventario de nuestra alma. La palabra de Dios no nos aplaude, adulándonos, nos confronta con el pecado y da el retrato correcto de quien somos en realidad. Al predicar, debemos levantar en alto el espejo para que las personas se vean en la palabra de Dios y sean confrontados con el pecado. Stg 1:22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. La Biblia nos muestra la imagen de Cristo, con el fin de que podamos medir nuestra conducta y nuestro carácter a la luz de Su imagen, y permitirle a Dios que nos conforme en la semejanza de Cristo. Simbolo 2. El espejo que revela. La palabra de Dios. Stg 1:23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Un vez que el corazón ha sido desnudado y abierto por la espada penetrante del Espíritu, el espejo de la palabra es levantado en alto, y conocemos nuestra realidad de pecado ante un Dios santo, santo, santo. Stg 1:25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. El que es fiel y oye y hace lo que dice la Palabra, no estudia el espejo en sí, sino más bien lo que el espejo revela, es decir, la voluntad y la verdad revelada de Dios. La Palabra revelada, inerrante, suficiente y completa de Dios es llamada "ley" como enseña el Sal 19:7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma. Nadie va ser salvo si no está viendo la perfecta ley, la de la libertad. El creyente genuino ve las cosas tal y como son en realidad, y su voluntad se une a la voluntad de Dios. Le gusta hacer lo que la Biblia le dice que haga, ya que es la voluntad de su Padre celestial. La bendición de Dios resulta de la obediencia del creyente. Por medio de Josué el Señor ordenó y prometió: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” (Jos 1:8). La palabra de Dios es perfecta porque Dios es perfecto como enseña Dt 32:4 El es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en Él; Es justo y recto. Enseña el Sal 18:30 En cuanto a Dios, perfecto es su camino, Y acrisolada la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en él esperan. La palabra de Dios nos da Libertad genuina del pecado, revelado por el espejo de la palabra de Dios. El Espíritu Santo aplica los principios de las Escrituras en el corazón de cada uno de los creyentes, siendo liberados de la esclavitud del pecado y capacitados para obedecer a Dios como enseña Jesucristo en Jn 8:34-36 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. El apóstol Pablo se regocija: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción [y de libertad], por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Ro 8:14-15). Enseña 2Co 3:17 Porque el Señor es el Espíritu;