El Hogar de la Esperanza Viva - Lucas 24:28-29

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

137 – Lc 24:28-29 - El Hogar de la Esperanza Viva. Llegaron a la aldea adonde iban, y él  [Jesucristo] hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.   Cuando la vida nos angustia y los sueños se desvanecen, nada nos ayuda como la esperanza. La esperanza la definen como: “Deseo acompañado por la expectativa de o la creencia en el cumplimiento (…) desear con la expectativa de obtener (…) esperar con confianza”. ! Cuán vital es esa expectativa! La esperanza es un maravilloso regalo de Dios, una fuente de fortaleza y ánimo frente a las pruebas más duras de la vida. Enseña el Sal 71:5 Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud.   1. Incredulidad: La esperanza perdida (Lc 24:13-27) Cleofas y otro discípulo, caminando vía a Emaús, habían perdido la esperanza, iban tristes y desanimados, por la crucifixión y muerte de Jesús. Su esperanza de que Jesús fuese el Mesías prometido había sido devastada al ser crucificado. En su corazón había confusión y desánimo. Estaban profundamente desilusionados y llenos de tristeza, y todo por una sola causa: incredulidad. No creían en lo que Jesús les había hablado antes de su muerte y tampoco creían en los informes de las mujeres de que había resucitado. Jesús se les unió en el camino y les habló de lo que le había de acontecer al Cristo relatado desde Moisés, los profetas y toda la escritura según Lc 24:25-27 Entonces Él [Jesús] les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!  ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Advierte He 3:12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo. 2. Libertad para invitar a Dios a nuestro hogar (Lc 24:28-29) Llegaron a la aldea adonde iban, y él  [Jesucristo] hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Jesús tenía algo importante que hacer en ese hogar. Dios desea bendecir nuestra familia con su presencia y Él nos da siempre la libertad para invitarlo a pasar o para dejarlo fuera de nuestro corazón y hogar. Advierte Ap 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Es necesario abrir la puerta de nuestro corazón y aceptar a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, invitarlo a pasar a  nuestro hogar, y quitará toda venda, ceguera espiritual para vivir en la libertad que da Jesucristo. En Lc 24:30-31 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. Enseña 2Co 4:4 en los cuales el dios de este siglo [Satanás] cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. La ceguera espiritual solo Dios puede quitarla como enseña 2Co 4:6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 3. ¿Cómo confiar en una esperanza viva? Al aceptar a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador de manera genuina, el Espíritu Santo viene a vivir a nuestro corazón, y nos hace renacer, nacer de nuevo para vivir confiando en una esperanza viva de la resurrección, y la vida eterna como promete Dios en 1Pe 1:3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muerto