El Hogar de la Misericordia - Lucas 15:11-12
Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

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135 – Lc 15:11-12 - El Hogar de la Misericordia Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. Jesucristo, con la corta historia del hogar del hijo prodigo, describe una de las historias más grandes y conocidas que se haya contado en el lenguaje humano. Dios, Padre de Misericordias, perdona al más perdido de los hombres, y corre para abrazar a todo hijo pródigo que se arrepiente genuinamente y vuelve a su hogar. Dios (representado por el Padre) perdona a su hijo pródigo (representando al hombre pecador), y lo restaura, no importa cuán terrible haya sido su pecado y error. Este hogar vivía la práctica de tres de los atributos de Dios: Su misericordia, el Perdón y la Restauración como enseña el Sal 26:11 Mas yo andaré en mi integridad; redímeme, y ten misericordia de mí. 1. Independencia Egoísta. (Lc 15:11-13) Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. En este hogar había de todo lo que se podría desear: Una familia, bienes, trabajo, jornaleros, abundancia de pan. Sin embargo, el hijo menor de la familia quería dos cosas: 1) “Dame mi herencia” (Lc 15:12): Quería el dinero y posesiones para disfrutarlo ahora. Fue egoísta y sólo pensó en él. Fue rudo y descortés. Dijo: “dame”, no dijo “por favor o ¿podrías darme? 2) “Tener independencia” (Lc 15:13): Se fue lejos y libre de la responsabilidad y sujeción del padre para hacer su propia vida, actuar a su manera, sin restricciones. Enseña Pr 6:20 Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre. Hijo ¿Sabes apreciar todo lo bueno que tienes en tu hogar? ¿Te sientes bien obedeciendo a tus padres? A veces cegamos nuestros ojos que solo nos permite ver los defectos, las fallas y lo malo, menospreciando y perdiendo lo bueno que poseemos. Advierte Dios en Pr 16:25 Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte. Enseña Jer 2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. 2. Libertad que esclaviza (Lc 15:13-16) El hijo pródigo malgastó su libertad viviendo perdidamente a espaldas de Dios, atendiendo solamente a los placeres de la vida. “Vivir perdidamente” (Lc 15:13b) significa vivir una vida imprudente, derrochadora y libertina, derrochó su fortuna. Los placeres del pecado son temporales (He 11:25), y cuando desapareció lo último de su dinero, la fiesta terminó. Enseña Ecl 7:29 He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones. Como resultado del pecado le sobrevinieron cinco sufrimientos: (1) La pérdida de todo los bienes “malgastó todo” (Lc 15:14). (2) Sufrió desastres naturales “hubo hambre” (Lc 15:14). (3) Padeció esclavitud y humillación “apacentando cerdos”. (Lc 15:15). (4) Tuvo hambre y “nadie le daba” (Lc 15:16). (5) Los “amigos” lo abandonaron porque ya no tenía dinero. Advierte Ec 11:12 Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. 3. Alcanzando la misericordia de Dios (Lc 15:17-24) El hijo prodigo reconoció su condición en Lc 15:17-18 volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Tomó la decisión correcta regresando a su hogar con su Padre en Lc 15:20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre,