El misterio de la piedad. 1Timoteo 3:16

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

314 – 1Ti 3:16 – El misterio de la piedad. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.   Un misterio era una verdad sagrada oculta en el AT que se revela en el Nuevo Testamento. El misterio de la piedad es una frase paralela al “misterio de la fe” (1Ti 3:9). Se refiere a la gran verdad de salvación y justicia por medio de Cristo, que produce piedad, reverencia a Dios, en quienes creen en Él. También es posible entender el misterio de la piedad como una alusión a Jesucristo, quien era la misma revelación de la verdadera y perfecta semejanza a Dios, ya que era Dios. De modo que piedad primero alude a la encarnación de Jesucristo y después a los que son salvos y llegan a ser los santos en Cristo. 1. Dios fue manifestado en carne. Jesucristo fue manifestado en carne. Dios se hizo hombre en la persona de Jesús de Nazaret. Manifestado no significa “traer a la existencia” o “crear”, sino “hacer visible”. De esta manera confirma la preexistencia de Cristo (Jn 1:1; 8:58; 17:5). En la Encarnación, Jesús “siendo en forma de Dios… se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Fil 2:6-7). Nuestro Señor Jesucristo hizo al Dios invisible visible a los ojos humanos (1Ti 1:17; 6:16; Jn 1:14; 14:9; Col 1:15; He 1:3); carne no se refiere aquí a la naturaleza humana pecadora y caída, como sí es el caso en Romanos 7. Más bien se refiere simplemente a la humanidad (Jn 1:14; Ro 1:3; Gá 4:4). Jesús tomó “forma de siervo… y asumió… la condición de hombre” (Fil 2:7-8). “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo” (He 2:14), y por tanto, “no se avergüenza de llamarlos hermanos” (He 2:11). Eso no quiere decir que fuera pecador, sino que era totalmente humano. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (He 4:15). 2. Jesucristo fue justificado en el Espíritu.  Justificado significa “justificar” o “declarar justo”. Aunque los traductores decidieron comenzar con mayúscula Espíritu, para referirse a la tercera persona de la Trinidad, también pudiera referirse a Jesús. Esto significaría que Jesucristo fue justificado, declarado justo, con respecto a su naturaleza espiritual. Es por esto que el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt 3:17). Primera de Juan 2:1 lo llama “Jesucristo el justo”. Él fue “tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (He 4:15). Hebreos 5:9 dice que “habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”, y Hebreos 7:26 lo describe como “santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos”. Jesucristo fue un sacrificio sin pecado en nuestro favor: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2Co 5:21). 3. Jesucristo fue visto de los ángeles. Visto significa “ver”, “visitar”, “observar” o “estar atento a”. A lo largo del ministerio terrenal de nuestro Señor Jesucristo, los ángeles lo observaron y lo atendieron. Estuvieron presentes en su nacimiento, anunciándolo a José y a los pastores. Lo ayudaron en su tentación, y lo fortalecieron en el Getsemaní (Lc 22:43). En su muerte y su resurrección, que es el punto central de este pasaje, los ángeles lo observaron. Un ángel quitó la piedra a la entrada del sepulcro (Mt 28:2). Los ángeles aparecieron a las mujeres, afirmando que Jesucristo había resucitado (Lc 24:4-7). Por último, había dos ángeles cuando Cristo ascendió (Hch 1:10-11). Los ángeles participaron en la vida terrenal de nuestro Señor de principio a fin. Esto también significó la aprobación divina del Mesías encarnado. Los ángeles caidos (demonios) también