El misterio del reino de Dios. Marcos 4:10-12

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

319 – Mr 4:10-12 - El misterio del reino de Dios. [Cristo] Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola.Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.   Jesús ofreció a sus discípulos una explicación doble para usar parábolas: ocultar la verdad de los de corazón duro y revelarla a quienes creían. Por tanto, les dijo: A vosotros [que creéis en mí] os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera [que me han rechazado], reciben por parábolas todas las cosas. Los seguidores de Cristo tenían oídos para oír, y Jesús les reveló de buena gana el significado. Cuando el Señor contaba una parábola a los que creían, se trataba de una revelación de gracia que aclaraba esa verdad espiritual. La palabra misterio (musterion) se refiere a la verdad espiritual que antes estuvo oculta pero que ahora se ha revelado. Los misterios del Nuevo Testamento consisten de revelaciones y explicaciones de la verdad divina que los creyentes antes de la era del Nuevo Testamento no las entendían por completo.   1. El misterio del reino de Dios. El misterio es el reino de Dios, una referencia al reino de la salvación. Aunque Dios reina sobre todos y sobre todo, el reino de la salvación está conformado solo por aquellos que le pertenecen a través de la fe salvadora. Puesto que han decidido aceptar genuinamente a Jesucristo como Salvador y Señor, los creyentes han sido rescatados por Dios “de la potestad de las tinieblas, y [han sido trasladados] al reino de su amado Hijo, en quien [tienen] redención por su sangre, el perdón de pecados” (Col 1:13-14). Además, ellos han sido adoptados en la familia de Dios (Ro 8:14-17; Ef 2:19); ya no pertenecen a este sistema del mundo (1Jn 2:16-17). En cambio, son ciudadanos del cielo, su verdadero hogar, con la esperanza que un día recibiran un cuerpo glorificado semejante con el que resucitó Jesucristo como enseña Fil 3:20-21 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. 2. Propósito de las parábolas de Jesús. Las parábolas de Jesús  tienen un propósito totalmente distinto para los incrédulos: ocultarles la verdad. Para los que están fuera del reino, como los dirigentes religiosos que acababan de declarar que Jesús estaba endemoniado (Mr 3:22), las parábolas quedaban sin explicación y, por tanto, parecían nada más que enigmas. Desde este momento en adelante las personas recibirían por parábolas todas las cosas, lo cual representaba una realidad de juicio divino por su persistente incredulidad (Mt 13:34-35). Jesús ilustró este punto refiriéndose a Is 6:9-10 diciendo: para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados. Siete siglos antes durante el ministerio del profeta Isaías, el pueblo hacía reiteradamente caso omiso a las advertencias del profeta hasta que sus conciencias estuvieron tan cauterizadas, y sus sentidos espirituales tan embotados, que ya no tenían ninguna capacidad para entender o responder. Dios permitió que endurecieran el corazón hasta el punto en que ya no podían arrepentirse. En consecuencia, vino el juicio divino sobre Israel, ejecutado por medio del instrumento de los ejércitos invasores de Nabucodonosor. Las parábolas de Jesús representan una forma parecida de juicio sobre la intransigente incredulidad que Él encontró en el siglo I. Al no poder comprender la verdad no podían convertirse ni les serían perdonados los pecados. Por tanto, enfrentarían la ira de Dios.