El Sermón del Monte - Bienaventuranza 1 - Mateo 5:3
Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

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120 – Mt 5:3 - El Sermón del Monte – Bienaventuranza 1. Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Jesucristo presenta en la introducción del Sermón de Monte en Mt 5:3-12 una serie de bendiciones que dan la posibilidad a las personas que sean verdaderamente felices, dichosas de manera permanente. A estas ocho bendiciones condicionadas se le conocen como las bienaventuranzas. Dios desea que el ser humano sea salvo de la condenación eterna, darle poder para obedecer la voluntad de Dios y hacerlo feliz por la eternidad. 1. Bienaventurados (Mt 5:3a) La palabra Bienaventurados (Makarios) significa felices, afortunados, dichosos y en algunos pasajes es usado para Dios mismo como Pablo enseña en 1Ti 1:11 según el glorioso evangelio del Dios bendito [bienaventurado], que a mí me ha sido encomendado. Y bendito [bienaventurado] sea Dios usado en el Sal 68:35; 72:18. La bienaventuranza es un elemento del carácter de Dios, cuando los seres humanos participamos de la naturaleza divina por medio de Jesucristo, participamos también de su bendición. 2. Pobres en espíritu (Mt 5:3b). La palabra pobres viene de un verbo que significa encogerse, acobardarse, o rebajarse. En el original griego se refiere a una persona reducida a la miseria total. Debido a una declaración similar en Lc 6:20 Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios, algunos intérpretes han sostenido que la bienaventuranza de Mateo 5:3 enseña pobreza material. Pero la hermenéutica (interpretación de las Escrituras) enseña que cuando dos o más pasajes son parecidos pero no exactamente iguales, el más claro explica a los demás, el más explícito clarifica a los menos explícitos. Al comparar la Biblia con la Biblia vemos que el relato de Mateo es el más explícito y Jesús está hablando de una pobreza espiritual no material. Ser pobres en espíritu es reconocer la pobreza espiritual al margen de Dios. Es verse como realmente se es: perdidos, sin esperanza, indefensos. Los pobres en espíritu son los que reconocen su total indigencia, miseria espiritual y su plena, total dependencia en Dios. Enseña Is 66:2 Miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”. Describe a las personas que están “quebrantados de corazón”y “contritos de espíritu” (Sal 34:18), que tienen un “corazón contrito y humillado” delante del Señor (Sal 51:17). En la parábola del fariseo y el publicano en Lc 18:9-14 el fariseo era orgulloso en espíritu; el publicano pobre en espíritu. Quién fue justificado por Dios? El publicano. 3. Por qué la pobreza de espíritu es la primera bienaventuranza La pobreza de espíritu, o humildad, es la base de todos los demás dones, y un elemento fundamental para llegar a ser cristiano. El orgullo no tiene parte en el reino de Cristo, y una persona no puede entrar al reino a menos que rinda su orgullo. Enseña Jesús en Mt 18:3-4 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. En 1Pe 5:5 Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Ser pobres en espíritu es la primera bienaventuranza porque la humildad debe anteceder a todo lo demás. Nadie puede recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador a menos que reconozca su pobreza espiritual y que es indigno del reino de Dios. 4. Cómo obtener humildad espiritual Experimentamos la humildad espiritual al quitar la mirada de nosotros mismos y ponerla en Dios. Somos pobres en espíritu al estudiar la palabra de Dios, apartarnos en oración para tener comunión con Él, y obedecer sus mandamientos para agradarlo en todo. Debemos aprender a orar como David en el Sal 51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. La humildad, como cualquier otro don bueno, viene solo de Dios (Stg 1:17). Cómo sabemos si soy pobre en espíritu?