El Sermón del Monte - Bienaventuranza 3 - Mateo:5:5

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

122 – Mt 5:5 – El Sermón del Monte – Bienaventuranza 3. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.   Al igual que las dos primeras bienaventuranzas, esta tercera es impactante, extraña y desconcertante para los que aprecian, viven según el mundo y los que son expertos en mostrar una fachada piadosa. Parece importante notar que en las bienaventuranzas "los mansos" vienen entre los que lloran por el pecado y los que tienen hambre y sed de justicia. La forma particular de mansedumbre que Cristo requiere en sus discípulos tendrá seguramente algo que ver con esta secuencia. Profetizó Isaías sobre Jesucristo en Is 53:2-3, 7-9 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos… Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca   1. Significado de mansedumbre. Mansos (praos) significa suave o blando. Jesucristo fue descrito de esta manera en la entrada triunfal a Jerusalén en Mt 21:5 Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga. Pablo se refirió con cariño a “la mansedumbre y ternura de Cristo” en 2Co 10:1 como el modelo para su propia actitud. La pobreza en espíritu (lo primero) es negarse, es negativa, y da como resultado el llanto (lo segundo). La mansedumbre (lo tercero) es positiva, y resulta en buscar justicia (lo cuarto). Ser pobres en espíritu hace que nos volvamos de nosotros mismos en llanto, y la mansedumbre nos hace volvernos hacia Dios en busca de su justicia. Pablo suplicó a los creyentes en Ef 4:1-2 Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor. La diferencia esencial entre ser pobres en espíritu y ser sumisos, o mansos, podría ser que la pobreza en espíritu se enfoca en nuestro pecado, mientras que la mansedumbre se centra en la santidad de Dios. Pablo nos exhorta en Col 3:12 [a vestirnos] de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.   Mansedumbre es lo opuesto a violencia y venganza. No es cobardía ni debilidad emocional. No es falta de convicción ni simple simpatía humana, sino que su  valor, su fortaleza, su convicción y su amabilidad vienen de Dios, no del yo. El espíritu de mansedumbre es el espíritu de Cristo, quien defendió la gloria de su Padre, pero se entregó en sacrificio por otros dejándonos un ejemplo que debemos seguir como enseña 1Pe 2:21-23 Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente.   2. El resultado de ser mansos (Mt 5:5b). El resultado general de la mansedumbre es ser bienaventurados, ser divinamente felices. Dios da a los mansos su propia alegría y felicidad. Los "mansos", añadió Jesús, "recibirán la tierra por heredad': Algunos creen que "los mansos" no conseguirían ningún sitio debido a que todos los ignoran o incluso se aprovechan de ellos y los pisotean; y que son “los fuertes, los dominantes” los que tienen éxito en la lucha por la existencia; a los mansos, débiles según el mundo les toca la peor parte.