La eternidad Apocalipsis 21:1
Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

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271 - Ap 21:1 - La eternidad Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. La tierra tal como la conocemos no permanecerá para siempre, pero luego del gran juicio de Dios, El creará un nuevo cielo y una nueva tierra. Dios también había prometido a Isaías que crearía una tierra nueva y eterna. La nueva tierra no tendrá mar. Enseña Is 65:17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. Enseña He 12:22-24 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. 1. Los nuevos cielos y la nueva tierra. La nueva creación según Ap 21:1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. La nueva ciudad de Dios será la nueva Jerusalén, la ciudad celestial según Ap 21:2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. 2. La comunión con Dios. Ap 21:3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Declarado por una voz fuerte: La inmediata presencia de la íntima comunión con Dios. La revelación final del cielo declara que Dios morará con los hombres, que los santos serán su pueblo, y que Dios mismo estará con ellos como su Dios por lo cual no habrá templo. En la eternidad, los santos disfrutarán de una nueva relación íntima con Dios que es imposible tener en un mundo donde el pecado y la muerte siempre están presentes. Enseña Ap 22:3-5 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. 3. La perfección de todas las cosas. Ap 21:4-6 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. La vida será perfeccionada (Ap 21:4). La garantía de que Dios perfeccionará todas las cosas es asegurado por Dios mismo, con su palabra, su poder y soberanía (Ap 21:5-6). 4. Los ciudadanos de la Nueva Jerusalén. Ap 21:7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. El vencedor, expresión que se encuentra al final de cada una de las siete cartas en Ap 2 y 3, y que aquí forma parte de la conclusión de todo el libro: Heredarán todas las cosas. Serán hijos de Dios. Ellos recibirán las bendiciones que Dios ha prometido: (1) comer del árbol de la vida (Ap 2:7), (2) escapar del lago de fuego (la "segunda muerte", Ap 2:11), (3) tener un nombre especial (Ap 2:17), (4) tener poder sobre las naciones (Ap 2:26), (5) ser incluidos en el libro de la vida (Ap 3:5), (6) ser una columna en el templo espiritual de Dios (Ap 3:12), y (7) sentarse con Cristo en su trono (Ap 3:21). Los que soportan la prueba del mal y permanecen fieles serán premiados por Dios. La nueva Jerusalén será la ciudad celestial, la residencia de los santos (He 12:22-24), la esposa de Cristo (Ap 21:9-10), y el lugar que Cristo está preparando para los Suyos (Jn 14:2).