La genuina santidad - Marcos 7:5-7

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

145 – Mr 7:5-7 - La genuina santidad. Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.   Para la época de Jesús, la tradición de los ancianos, leyes extra Bíblicas, habían eclipsado y suplantado la Palabra de Dios. La verdad divina se había perdido, sepultada bajo montañas de la tradición enseñada como doctrinas mandamientos de hombres. Los fariseos y escribas daban mayor importancia a lo externo, el lavado de las manos, que a lo interno del corazón. Enseña el Sal 15:1-2 Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón.   1. La condenación por la santidad hipócrita (Mr 7:6) Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Dios conoce nuestro corazón, y sabe si la santidad que estamos expresando es pura apariencia o es genuina. Enseña Jer 17:9-10 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Los fariseos eran hipócritas porque aunque parecían santos por fuera, sus corazones no estaban arrepentidos y eran corruptos. Mateo 23 resume las ochos veces que Jesucristo los condenó por su hipocresía en Mt 23:27-28 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. En Mr 7:10-12 Jesucristo confronta a los fariseos y escribas porque no ayudaban a sus propios padres con excusas hipócritas y finalizó emitiendo una condenación devastadora y total en Mr 7:13 “[Vosotros estáis] invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas. La solución para la hipocresía es la misma que para cualquier otro pecado: arrepentimiento. La santidad  genuina demanda un verdadero arrepentimiento para ser perdonados, lavados con la sangre de Jesucristo como enseña 1Jn 1:7, 9 pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (Is 1:18).   2. La verdad sobre la impureza humana (Mr 7:14-23). En este pasaje Jesucristo confronta la falsa y superficial santidad usando cinco veces la palabra contamina o contaminar. Jesucristo primero declara la verdad a la multitud usando una parábola en Mr 7:14-15 Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Jesucristo luego explica la verdad sobre la impureza humana a sus discípulos en Mr 7:20-22 Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.   3. La santidad que agrada a Dios. La genuina santidad requiere un nuevo corazón que obedezca la palabra de Dios y se deje guiar con su Espíritu Santo como enseña Ez 36:26-27