La leche que nutre - 1Pedro 2:2

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

283 – 1Pe 2:2 - La leche que nutre. desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.   Un cuarto símbolo que describe el poder invencible de la palabra de Dios es la leche que nutre en 1Pe 2:2 donde el apostol Pedro nos anima a desear con ganas la palabra de Dios. Luego que nacemos de nuevo necesitamos alimentarnos para crecer espiritualmentes sanos. El amor por la Palabra de Dios y deleitarse en ella distingue siempre a los que son de verdad salvos. Jesús manifestó: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn 8:31-32). El apóstol Pablo repitió esos principios cuando afirmó: “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios” (Ro 7:22). Los santos del Antiguo Testamento también expresaron un gran anhelo por la Palabra de Dios. Job declaró: “Guardé las palabras de su boca más que mi comida” (Job 23:12). El Salmo 1 declara que el hombre de Dios “en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche” (Sal 1:2). Simbolo 4. La leche que nutre. 1Pe 2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación. Luego que hemos nacido de nuevo necesitamos ser alimentados para crecer. El creyente crece, vive y se perfecciona a través del estudio de la palabra de Dios (Ef 4:13-16; Hch 20:32; He 5:12-14). Desead. Significa que debemos ser siempre como un niño recién nacido deseando la palabra de Dios. Los creyentes necesitamos la verdad de Dios igual que un bebé necesita leche. El apostol Pedro compara el fuerte anhelo, deseo por la palabra de Dios con el deseo singular, único, y dominante de los niños recién nacidos por la leche de la madre. El deseo, anhelo de los niños recién nacidos por la leche materna es con frecuencia, permanente, continua, y no pasa desapercibido. Hasta no estar saciado no deja de insistir en llorar. Desead es un mandato para buscar, anhelar la palabra de Dios. El apostol Pedro nos ánima a que deseemos, clamemos, anhelemos, como niño recién nacido cada dos horas, con frecuencia, siempre la palabra de Dios. David compara la palabra de Dios con el oro y la miel en el Sal 19:9-10  El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado;  dulces más que miel, y que la que destila del panal. El salmista se agrada por obedecer la palabra de Dios al declarar: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón.” (Sal 40:8). la leche espiritual. Sea que se trate de creyentes recién convertidos o más crecidos en la fe, desear la Palabra de Dios siempre es esencial para la nutrición y el crecimiento espiritual (Job 23:12; Neh 8:1-3; Sal 119:97, 103, 159, 167; Jer 15:16; Hch 17:11 ).  El Señor compara su Palabra con otros alimentos, por ejemplo con el pan (Mt 4:4) porque es un alimento universal y básico para el diario vivir, y la miel (Sal 119:103) porque es dulce y sabrosa. Es el alimento sólido, nutritivo que se necesita para seguir creciendo en la fe (1Co 3:1-4; He 5:11–14). Jeremías habló del gozo que sentía al saborear la palabra de Dios diciendo: “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.” (Jer 15:16). no adulterada significa que existe la falsa doctrina que solo podemos detectar cuando hemos crecido en el conocimiento de la palabra de Dios (Ef 4:13-16). Enseña 1Ti 4:6 Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. Los creyentes debemos desear lo que es sin mezcla, no diluido con otra cosa, y puro, lo que proporciona verdadero sustento de la palabra de Dios que permanece para siempre.