La luz que guía 2Pe 1:19

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

284 – 2Pe 1:19 - La luz que guía. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.   El poder invencible de la palabra de Dios actua como la espada que penetra en nuestro corazón (He 4.12-13), nos revela como un espejo lo que somos (Stg 1:22-25), nacemos de nuevo de la semilla que regenera, incorruptible (1Pe 1:23), crecemos espiritualmente con la leche espiritual que nutre (1Pe 2:2) y permite que Cristo, alumbre nuestro corazón, nuestros ojos, y nuestros pies para que caminemos en la vida cristiana sin tropezar, caer, ni desviarnos a la derecha o izquierda. Enseña el Sal 36:9 Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz veremos la luz. Advierte Pr 4:25-27 Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.   Simbolo 5. La luz que guía. 2Pe 1:19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. La palabra profética más segura. Dios mismo ha enfatizado reiteradamente que su Palabra inspirada es verdadera, infalible, inerrante y la fuente totalmente suficiente de verdad, lo cual no requiere confirmación humana (Sal 19:7; 119:160; Jn 17:17; 1Co 2:10-14; 1Ts. 2:13; Pr 6:23; Dn 10:21). Antorcha que alumbra. La palabra de Dios es una antorcha, lámpara, luz, lumbrera que nos ayuda a ver el camino por el cual vamos a caminar y dirigir nuestros pies. (Sal 19:8b; 119:105; Pr 6:23; Ef 1:17-19). La luz de Dios debe iluminar, brillar con mayor intensidad en esta generación pecaminosa. El contexto de 2Pe 1:19 es la transfiguración de Jesús desde 2Pe 1:16-18 recordando su experiencia al ver con sus propios ojos el destello, esplendor, grandeza, majestad de la gloria de Jesucristo, al transfigurarse en el monte y junto con Él, Elias y Moisés. Destello de gloria que fue como una gran antorcha que iluminó todo aquel lugar (Mt 17:1-3). Enseña Mr 9:2-3  Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. Lucero de la mañana significa literalmente “portador de luz” se usa aquí para Cristo (Nm 24:17; Mt 2:2; Lc 1:78; Ap 2:28; 22:16). Pedro añade el hecho de que la estrella sale, alumbra en los corazones de los creyentes. La luz que guía alumbra nuestros ojos. Pablo ora a Dios para que alumbre nuestros ojos y  crezcamos espiritualmente en Ef 1:18-19 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza. La luz que guía alumbra nuestros pies. La palabra de Dios no se queda alumbrando solo el corazón, los ojos, alumbra también nuestros pies y el camino por donde andar durante la vida cristiana. Vivimos en un mundo oscuro y necesitamos luz para ver donde están los huecos, trampas, falsas doctrinas en el camino angosto. La antorcha alumbra, brilla con más fuerza en la hora más oscura del camino. Jesucristo afirma: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Jn 8:12). Afirma el apostol Juan: “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Él” (1Jn 1:5). La palabra de Dios es la luz, lumbrera que guía, alumbra nuestro corazón, los ojos, dirigiendo nuestros  pies por el camino recto. Enseña el Sal 19:8b El precepto de Jehová es puro