La poderosa voz de Dios. Salmos 29:1-2

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

352 – Sal 29: 1-2 – La poderosa voz de Dios Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.   El salmista en medio de una tempestad, canta del poder de la voz de Dios. El Salmista no confunde la naturaleza con la personalidad de Dios. Él le da «a Jehová la gloria debida a su nombre» (Sal 29:2). La voz de Jehová no es un ruido, es un mensaje. Esta voz la oímos en toda la riqueza de su majestad y gloria en la persona de su Hijo. «Dios, … en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo» (He 1:2). Esta voz del Señor, en su «quebranto», «lanzar llamas», «desgajar», «hacer temblar» y «desnudar», puede prefigurar la influencia y efectos de la voz, la palabra de Jesucristo que es: I. Un poder universal. “Voz de Jehová sobre las aguas” (Sal 29:3). Metafóricamente, estas aguas pueden representar a las naciones de la tierra. La voz de la palabra de Dios es para cada pueblo, tribu, y lengua. “Id por todo el mundo, y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (Mr 16:15-16). II. Un poder majestuoso. “Voz de Jehová con gloria” (Sal 29:4). Hay una dignidad divina en la Biblia que no se halla presente en ningún otro libro; está llena de majestad. El Evangelio de Cristo es el poder de Dios para todo el que cree (Ro 1:16). La palabra de Dios afirma su propio y majestuoso carácter siendo “viva y eficaz’. Tiene toda la nobleza del “Espíritu y vida”. (Jn 6:63; He 4:12). III. Poder quebrantador. “Voz de Jehová que quebranta los cedros’ (Sal 29:5). Lo más fuerte de la producción de la naturaleza se dobla y quebranta bajo su voz. ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?”(Jer 23:29) Saulo era como un cedro en Jerusalén, pero en el camino de Damasco fue quebrantado “y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. (Hc 9:4-5). IV. Poder separador. “[a los cedros del Líbano] Los hizo saltar como becerros” (Sal 29:6). Su Palabra no solo puede quebrantar, sino también romper en trozos; separando rama de rama, desgajándolas de sus raíces. Una tempestad de la verdad divina, la voz divina, la palabra de Dios transforma el alma, hace sabio al sencillo, alegran el corazón, y alumbra los ojos (Sal 19:7-8) quitando los malos hábitos, conducta, al renovar nuestros pensamientos según la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios. (Ro 12:2) V. Poder divididor. “Voz de Jehová que derrama llamas de fuego” (Sal 29:7). Cada palabra de Dios es una llama de fuego, y puede dividir con ellas; puede hacer que su lengua de fuego repose sobre cada cabeza santa como en Pentecostés (Hch 2:3) quemando todo aquello que no es necesario en nuestra vida. La palabra de Dios establece grandes distinciones. Divide entre el alma y el espíritu, y entre pecadores y santos. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” (He 4:12). La voz de Jehová es un terror para algunos, y es música celestial para los creyentes. VI. Poder trastornador. “Voz de Jehová que hace temblar el desierto” (Sal 29:8). Sí, el desierto, en toda su desolación, esterilidad y desesperanza; tanto si aquel desierto es tu corazón como tu casa o tu ciudad, el poder de la palabra de Dios puede transformarlo y hacer que tiemble llevándolo a una gran transformación ”porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. (Is 35:1-7). VII. Un poder vivificador. “La voz de Jehová hace estar de parto a las ciervas” (Sal 29:9). Debido a lo terrible del tronar de Dios, las ciervas, venadas, aterradas, paren sus crias.