Llamados a la santidad - 1 Ts 4:3,7

Descansando en Dios - En podcast af Francisco Atencio

141 – 1Ts 4:3,7 - Llamados a la santidad. pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; … Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.   La voluntad de Dios para el que ha creído en Cristo es que vivamos cada día más separados, apartados del pecado, agradando a Dios en todo al vivir en santidad como enseña 1Jn 3:2-3 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él [Jesucristo] se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como ÉL es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica [se santifica] a sí mismo, así como Él es puro [santo]. Si alguno que se dice ser cristiano, sigue esclavo del pecado, no hay santificación en el, es porque no ha nacido de nuevo.   1. Etapas de la santificación. El proceso de santificación en el creyente tiene tres pasos: P1) Santificación posicional: Somos santificados cuando aceptamos al Señor como nuestro Salvador. Nacemos de nuevo, limpiados del pecado, pasamos de muerte a vida, y apartados para Dios como enseña 2Co 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. He 10:10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. P2) Santificación progresiva: Es la práctica y continua obediencia a la palabra de Dios durante toda nuestra vida de creyente como enseña Ro 6:22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. P3) Santificación total: Definitiva y para siempre en la eternidad al tener un cuerpo glorificado como enseña 1Ts 5:23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Y en He 10:14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. 2. Santificados por la palabra de Dios (Jn 17:17) Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Un creyente es santificado al estudiar, meditar, y obedecer la palabra de Dios poniéndola en práctica durante toda su vida como enseña Jesucristo en Jn 17:19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Enseña He 12:14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Es necesario vivir en santidad para alcanzar la vida eterna. Si no somos dóciles, obedientes a la palabra de Dios podemos estancarnos, no seguir creciendo espiritualmente, inclusive apostatando, apartándonos de la fe como enseña He 12:15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados. No perdamos la gracia de Dios, la salvación, por dejar brotar y crecer la amargura por algo que nos hicieron y no hemos perdonado. La amargura es una de las causas que estorban y no dejan crecer espiritualmente, perder  la gracia de Dios y contaminar a muchos: La familia, miembros de la iglesia y todo aquel que esté cerca. Sigamos el ejemplo del salmista en el Sal 119:44-45 Guardaré [obedeceré] tu ley siempre, para siempre y eternamente. Y andaré en libertad [en santidad], porque busqué tus mandamientos. 3. Santificación progresiva: Practica  y continúa. Imitemos la santidad de Jesucristo como enseña 1Pe 2:21-23 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente. El crecimiento espiritual del creyente está relacionado con su santificación progresiva donde cada día se aparta más y más del pecado en el temor a Dios como enseña 2Co 7:1 Así que, amados, puesto que tenemos tales