#32 Las mil caras del héroe: un modelo mental para contar historias
kaizen con Jaime Rodríguez de Santiago - En podcast af Jaime Rodríguez de Santiago - Tirsdage
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El de hoy es uno más de los muchos modelos mentales que te he contado, pero en este caso no viene ni de las matemáticas, ni de la biología, ni de la psicología… viene de la literatura. Y es tan importante que le voy a dedicar un capítulo a él solito. Y es que, no sé tú, pero yo me crié pegado una televisión. Y durante unos años de mi vida, había tres programas que no podía perderme: Oliver y Benji, Pressing Catch y Bola de Dragón. Y era bastante absurdo, porque una vez que habías visto un capítulo de cada de una de estas, más o menos sabías lo que iba a pasar en todos. Si era una pelea de Bola de Dragón: pues el malo iba a empezar ganando, luego Goku se repondría y parecía que lo tenía todo controlado y después por algún azar, trampa o truco oculto el malo volvía a tomar la delantera y ponía a Goku contra las cuerdas y al borde de la muerte hasta que al final se superaba a sí mismo y vencía. Y algo parecido pasaba con los partidos de Óliver y Benji o los combates de Hulk Hogan. Y sin embargo, ahí estaba yo (y unos cuantos miles de chavales más, seguramente) pegado a la tele como un idiota capítulo tras capítulo. Y luego creces, y te das cuenta de que una estructura parecida, con sus variaciones, es la que sufrían personajes tan diferentes como Buffy Cazavampiros, Indiana Jones, Neo de Matrix o el pavisoso de Jon Snow. De alguna manera, entiendes que en el fondo estamos viendo la misma historia una y otra vez. Y aún así, funciona. Hay algo en esa forma de contar las historias que nos engancha. Bueno, pues un tío mucho más listo que yo se dio cuenta de todo esto en 1949 y publicó un libro fundamental para entender cómo contamos historias. Él se llamaba Joseph Campbell y el libro es El héroe de las mil caras. Y esto es justo de lo que te voy a hablar hoy, porque su obra no es otra cosa que en un intento por entender el esquema que hemos usado los humanos durante milenios para contar historias que, por lo que sea, conectan con nosotros. No está mal, ¿no?