294. De los ejercicios del cuerpo (Séneca)
Mi GYM en casa - En podcast af Sergio Catalán

Existen ejercicios cortos y tranquilos que desarrollan el cuerpo y no ocupan demasiado tiempo, cosa que debe tenerse muy en cuenta. Ejemplos: la carrera, los movimientos de manos cargadas de peso, el salto arriba o a distancia... Curiosa esta carta de Séneca en la que habla del tipo de ejercicio que ha de hacerse. Concretamente la Nº 15 del libro Cartas de un Estoico. Pero más que quedarme con el detalle de qué entrenamiento recomienda a su amigo Lucilio, me quedo con que dice que podemos ejercitar el cuerpo, pero que sobre todo lo que hemos de trabajar es el espíritu. ¿Con qué te quedas tú? Aquí tenéis la carta: Costumbre fue de los antiguos, y aún se conservaba en mis tiempos, decir al comenzar las cartas: «Si estás bueno, todo va bien, yo estoy bueno». Con igual razón podemos decir nosotros: «Si filosofas, todo va bien». Porque en último caso, en esto está la salud y sin ello el espíritu se encuentra enfermo. El cuerpo mismo, aunque sea robusto, solamente lo es a la manera de los furiosos y frenéticos. Por esta razón debes cuidar especialmente de conservar aquella salud; después atenderás a esta otra, que no te costará mucho trabajo si quieres conservarte bien. Porque me parece, querido Lucilio, que es necia ocupación y muy impropia de hombres de letras ejercitar los brazos, engrosar el cuello y robustecer los riñones: por mucho que engrueses y fortifiques tus miembros, nunca igualarás en peso y fuerza al buey; además de que la obesidad sofoca al espíritu y le hace pesado. Por esto debes oprimir cuanto puedas el cuerpo y dar latitud al espíritu. Los que se dedican a ejercicios violentos se entregan a muchas incomodidades, porque, en primer lugar, el exceso de trabajo agota los ánimos y hace al hombre incapaz de intensa aplicación y estudio serio, además, el peso de las viandas impide la sutileza. Ves también que los esclavos que enseñan estos ejercicios son gentes de mala vida, que no hacen otra cosa que beber y untarse de aceite y creen haber empleado bien el día cuando han sudado mucho y bebido tanto vino como sudor han derramado. Beber y sudar es vida de enfermo. Existen ejercicios cortos y tranquilos que desarrollan el cuerpo y no ocupan demasiado tiempo, cosa que debe tenerse muy en cuenta. Ejemplos: la carrera, los movimientos de manos cargadas de peso, el salto arriba o a distancia, o el llamado saliano, o hablando con más libertad, de batán: elige de estos ejercicios el que más te agrade y el uso te lo hará fácil. Pero sea el que quiera el que elijas, vuelve pronto del cuerpo al espíritu y ejercítalo día y noche. Hacerlo así no cuesta mucho trabajo, porque ni el frío ni el calor, ni siquiera la ancianidad te impedirán cultivar un bien que mejora a medida que envejece. No significa esto que pretenda yo que estés continuamente fijo en un libro o en tus tablillas; es necesario dar al espíritu algún descanso que le recree y no le enerve. Bueno es hacerse llevar en litera; esto da movimiento al cuerpo y no impide el estudio, porque en ella puedes leer, dictar, hablar y escuchar; tampoco impide nada de esto el paseo. Tampoco debes descuidar el ejercicio de la voz; pero no puedo aprobar que la eleves con ciertos tonos y que enseguida la bajes. Si además quieres aprender a caminar, llama a gentes de esas a quienes la necesidad ha obligado a inventar reglas para ello; encontrarás quienes compensen tus pasos, cuenten los bocados que comes y que llevarán su audacia hasta donde les permita tu paciencia. Y qué, ¿empezarás a hablar gritando y haciendo esfuerzos? Es tan natural conmoverse poco a poco que los mismos abogados no gritan...