Nueva York, ante el desafío de alojar y alimentar a los solicitantes de asilo que llegan en masa

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Cientos de inmigrantes de todas partes del mundo viven temporalmente en el viejo hotel Roosevelt, una reliquia de Manhattan -a pocas cuadras del edificio Chrysler y de la Estación Central- que no sobrevivió la pandemia.  Ante la crisis por el arribo constante a la Gran Manzana de nuevos inmigrantes, las autoridades neoyorquinas -que por ley deben garantizar un techo- lo han convertido en Centro Base para los peticionantes de asilo. Por la corresponsal de RFI en Nueva YorkEl hotel Roosevelt aún conserva vestigios del glamour y el lujo que supo tener en el pasado: enormes candelabros de cristal, alfombras y cortinados de terciopelo. Pero en su lobby atiborrado de gente reina la angustia y la incertidumbre: Inmigrantes latinoamericanos, africanos y algunos de Afganistán descansan como pueden. Junior Montiel es venezolano. A pesar de estar recién llegado, solo, sin dinero y sin trabajo, se considera afortunado de no estar durmiendo a la intemperie.“He dormido adentro, o sea no con la mayor comodidad, pero sentado, en el piso. Pero estoy refugiado, como quien dice y nos dan la oportunidad de tener algo, un techo donde vivir”, cuenta a RFI.New York es la única ciudad en el país que por ley garantiza alojamiento y comidas. Pero debido a la actual crisis, para inmigrantes como Junior, jóvenes y solteros, ese ¨derecho a un albergue¨ significa hoy solamente una silla o el suelo. La situación mejora un poco para familias con niños que pueden acceder a un cuarto. Carla, su esposo y dos pequeños de 5 y 8 años, llevan tres meses en el Hotel Roosevelt.“Funciona como un hotel, tiene sus beneficios y te dan desayuno, almuerzo y cena, todo eso, te cambian las sábanas”, explica. “El hospedaje es muy importante porque uno viene con los niños y no tenemos dónde estar. No tenemos nadie que nos reciba, nada de eso pues y gracias a Dios nos prestan ese apoyo pero nosotros lo que buscamos es un trabajo estable, algo estable”, agrega.Natalia tiene 24 años y llegó a Nueva York hace 10 días. Sus hijos se ponen ansiosos dentro del hotel y salen a la calle a airearse un poco.Natalia es venezolana, de estado Falcón, y explica que está de momento sola. “Tengo pareja pero se nos hace difícil también porque no hemos conseguido trabajo y ¿cómo haces para buscar trabajo con los niños? Ahorita cuando no sale él, salgo yo, así un día él un día yo, para ver si conseguimos pero por ahora no hemos conseguido”, relata.El hotel ya está repleto y los migrantes siguen llegando. Además, el gobierno de Nueva York pagó una renta de 220 millones de dólares a la empresa pakistaní que es dueña del hotel para usarlo como albergue por los próximos tres años. Para la activista Ariadna Phillips, los hoteles no son la solución.“Sabemos que quizás esas fueron las primeras opciones asequibles, pero todos estos lugares realmente como hoteles o hasta carpas no son justos ni suficientes para que la gente realmente viva ahí. Para tratar esto como la crisis que realmente es, una crisis de acceso a viviendas, tenemos que pensar en soluciones que son de largo plazo. No podemos pensar a cosas que son temporarias a corto plazo. Para nosotros esto es una pérdida de dinero”, asevera.En poco más de un año ya han llegado más de 100 mil inmigrantes y la crisis continúa agravándose.

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