Otis Redding y la conquista del Monterey Pop Festival

Sofá Sonoro - En podcast af SER Podcast

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El sábado 17 de junio de 1967 la vida de Otis Redding cambió para siempre. Mientras el músico esperaba nervioso en el backstage del escenario a que su banda acabase el breve concierto que estaban dando muchas cosas pasaron por la cabeza de aquel chico de 26 años que era el cabeza de cartel de aquella jornada del Monterey Pop Festival, el gran evento del verano del amor.Allí en California, lejos de su casa y de su público habitual, Redding iba a dar un paso clave en su carrera. Hubo muchas dudas sobre si Otis debía actuar allí. El festival estaba dirigido al público blanco, en su mayoría hippie, que tenía muy pocas conexiones con los artistas negros. Sin embargo, las dudas duraron lo que tardó Otis en asaltar el escenario al ritmo de Shake. Tras un par de versos el público estaba de pie, bailando y presenciando un momento histórico.De Monterey se recuerda la foto de Jimi Hendrix quemando la guitarra o los dos pases de Janis Joplin, pero el gran triunfador fue Redding, que enamoró al público y a los propios músicos que vieron su actuación. “Fue como ver a Dios”, apuntó Bob Weir de Grateful Dead. “Lo de Otis fue una lección”, señaló David Crosby.Aquellos 25 minutos de Otis quedaron para la historia. Solamente cinco canciones. Eso es lo que necesitó el cantante de Macon para mostrar su talento para el rock, el soul, las baladas o las versiones.Monterey marcó un punto de inflexión en la carrera de Otis, su música trascendió al público blanco y tras un verano cargado decidió parar. Tomó varias decisiones clave. Operarse para recuperar voz, comprarse un avión para acortar los tiempos entre conciertos y mirar más al estudio y cuidar sus discos como habían hecho los Beatles con ese Stg Pepper que marcó a Redding.Tras un descanso, Otis volvió a California para una serie de conciertos y en una casa flotante de Sausalito dio forma a Dock of the bay, su gran apuesta por cambiar su sonido y el rumbo de su carrera. Pero Otis no llegó a ver su gra

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